Abuelas de Plaza de Mayo detectó una partida de nacimiento firmada por el médico policial Jorge Antonio Bergés que correspondía a un niño inscripto como hijo propio por el miembro del Servicio de Inteligencia Naval (SIN), Carlos De Luccia, y su esposa, Marta Elvira Leiro. Por tal motivo se presentó una denuncia en el Juzgado Federal de San Isidro, y el magistrado a cargo, Roberto Marquevich, ordenó los análisis inmunogenéticos. En agosto de 1994 los resultados confirmaron la verdadera filiación del niño. La causa concluyó en el primer juicio oral que llevó adelante Abuelas. Allí, la apropiadora confesó que no era su hijo biológico sino que había sido entregado en circunstancias poco claras. En 1998 la Justicia le restituyó al joven su verdadera identidad. Sus padres permanecen desaparecidos.
Carlos D'Elía Casco
- ADN: 1 de agosto, 1994
- Restitución: 1 de enero, 1998
Carlos D’Elía Casco nació el 26 de enero de 1978 durante el cautiverio de su madre, Yolanda Iris Casco Ghelfi, en el centro clandestino Pozo de Banfield. Yolanda y su esposo, Julio César D’Elía Pallares, fueron secuestrados en su domicilio de San Fernando en la madrugada del 22 de diciembre de 1977, ella embarazada de ocho meses y medio. La pareja fue vista en la Comisaría de San Fernando, en el Centro de Operaciones Tácticas (COT) de Martínez y en Pozo de Banfield. La joven también fue vista en el Pozo de Quilmes, donde, posiblemente, haya permanecido detenido también Julio. Por sobrevivientes pudo saberse que Yolanda dio a luz un varón.
La familia de Carlos D'Elía Casco
197722 de diciembre
Desaparición de la madre
1998enero - diciembre
Restitución
52Número de caso resuelto
“En un viaje a Montevideo le dije a mi abuela: ‘Por favor empezá a contarme todo de nuevo, como si no lo hubieses hecho nunca’”
“La verdad te libera”
Yolanda nació en Salto, Uruguay, el 28 de diciembre de 1945. Su familia la llamaba "Yoli" o "Yola". Julio nació el 28 de septiembre de 1946 en Montevideo, Uruguay. Ambos militaban en los Grupos de Acción Unificadora (GAU). Sus compañeros lo llamaban "Pelado". Ella estudiaba Derecho y él Economía. En 1974, tras el golpe y el posterior cierre de la Universidad de la República, se mudaron a la Argentina, donde tres años después serían secuestrados.
“No tengo ninguna duda que lo mejor que me pudo pasar es saber mi historia, por más traumática o difícil que pueda ser en algún momento –ha expresado Carlos–. La verdad te libera, puede ser dolorosa, pero es necesaria en el plano personal y en el colectivo. Como sociedad necesitamos saber las cosas que ocurrieron para que no se vuelvan a repetir”.
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